lunes, 3 de marzo de 2014

Plan de acción

La situación de los sillones es la siguiente:
A principio de 2012 me regalaron cinco mil pesos y gasté mil en un sillón que una amiga se había comprado para poner como escenografía en una obra de teatro. Yo había ido a ver la obra y también tenía una postal donde estaba ella sobre el sillón. Pensé que era de color rosado, pero cuando lo trajeron estaba tapizado con una tela marrón de traje. Los almohadones están rellenos de unas plumas que tienden a salir por los agujeros de la trama. Por eso ni bien lo puse envolví los almohadones con un acolchado a cuadros.
En general cada vez que hablé con alguien sobre este sillón traté de no reconocer que lo había comprado. (Ahora que recuerdo, por esta misma fecha Laura B quería regalarme un futón amarillo que tenía en una baulera y yo no acepté comentándole que ya me habían regalado uno).
Después de varios meses la gata desgarró la tela de los costados y deshilachó el respaldo. Por eso terminé de tapar este sillón con dos acolchados de color blanco. Me dijeron que si pongo uno de estos acolchados en el lavarropa es posible que algo se rompa, el acolchado o el lavarropa, cualquiera de los dos.
A mitad del año 2012, mi mamá se compró un sillón de chenill color beige y me trajo dos sillones floreados de regalo.
Traté de acomodarlos de distintas maneras esa misma mañana, y seguí probando a lo largo de un par de meses, pero después llamé al ejército de salvación para que vengan a buscarlos. El día que iban a venir, hubo que cancelar la donación porque yo me quedé a dormir en otra casa y no llegaba al horario pactado. Tardé tres o cuatro meses más en volver a hacer una cita para que se los lleven. Es necesario aclarar que los dos sillones floreados subieron a mi departamento por el ascensor, por eso, cuando me preguntaron si bajaban por el ascensor, dije que sí. Es obvio que cuando vinieron sólo pudieron hacer entrar en el ascensor el sillón de un cuerpo. El sillón de tres cuerpos no se lo llevaron porque dijeron que no bajan cosas por la escalera. El tema es que en vez de dejarme los almohadones del respaldo de este sillón me dejaron un almohadón que corresponde al sillón de un cuerpo que se llevaron.
Le saqué una foto al sillón floreado de tres cuerpos y fui al mercado de pulgas para ver si me lo compraban. Me recomendaron un local que en ese momento estaba cerrado. En la reja del local habían puesto un cartel con un número de teléfono. Llamé y nunca me atendieron.

Ahora estoy decidida a escribir otra vez al ejército de salvación y preguntar si se llevarían uno o dos sillones bajándolos por la escalera.


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