La
situación de los sillones es la siguiente:
A
principio de 2012 me regalaron cinco mil pesos y gasté mil en un sillón que una
amiga se había comprado para poner como escenografía en una obra de teatro. Yo
había ido a ver la obra y también tenía una postal donde estaba ella sobre el
sillón. Pensé que era de color rosado, pero cuando lo trajeron estaba tapizado
con una tela marrón de traje. Los almohadones están rellenos de unas plumas que
tienden a salir por los agujeros de la trama. Por eso ni bien lo puse envolví
los almohadones con un acolchado a cuadros.
En
general cada vez que hablé con alguien sobre este sillón traté de no reconocer
que lo había comprado. (Ahora que recuerdo, por esta misma fecha Laura B quería
regalarme un futón amarillo que tenía en una baulera y yo no acepté
comentándole que ya me habían regalado uno).
Después
de varios meses la gata desgarró la tela de los costados y deshilachó el
respaldo. Por eso terminé de tapar este sillón con dos acolchados de color
blanco. Me dijeron que si pongo uno de estos acolchados en el lavarropa es
posible que algo se rompa, el acolchado o el lavarropa, cualquiera de los dos.
A
mitad del año 2012, mi mamá se compró un sillón de chenill color
beige y me trajo dos sillones floreados de regalo.
Traté
de acomodarlos de distintas maneras esa misma mañana, y seguí probando a lo
largo de un par de meses, pero después llamé al ejército de salvación para que
vengan a buscarlos. El día que iban a venir, hubo que cancelar la donación porque
yo me quedé a dormir en otra casa y no llegaba al horario pactado. Tardé tres o
cuatro meses más en volver a hacer una cita para que se los lleven. Es
necesario aclarar que los dos sillones floreados subieron a mi departamento por
el ascensor, por eso, cuando me preguntaron si bajaban por el ascensor, dije
que sí. Es obvio que cuando vinieron sólo pudieron hacer entrar en el ascensor
el sillón de un cuerpo. El sillón de tres cuerpos no se lo llevaron porque
dijeron que no bajan cosas por la escalera. El tema es que en vez de dejarme
los almohadones del respaldo de este sillón me dejaron un almohadón que
corresponde al sillón de un cuerpo que se llevaron.
Le
saqué una foto al sillón floreado de tres cuerpos y fui al mercado de pulgas
para ver si me lo compraban. Me recomendaron un local que en ese momento estaba
cerrado. En la reja del local habían puesto un cartel con un número de
teléfono. Llamé y nunca me atendieron.
Ahora
estoy decidida a escribir otra vez al ejército de salvación y preguntar si se llevarían
uno o dos sillones bajándolos por la escalera.
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