miércoles, 24 de abril de 2013

Plan de acción

Las dos gatas que adoptamos con Ariel, sumadas, no llegan a pesar tres kilos. Las adoptamos hace poco pero se portan mal. Rasguñan y muerden. Hemos llegado a un punto en que ya no sabemos cómo controlarlas. Por eso pensé en preparar los rollos de jamón crudo. En principio dos, uno para cada una de las gatas, y poner adentro pastillas para dormir. Aunque terminé haciendo más que dos, para darle a los perros también.

Una vez que estaba el plato listo me entró la duda. ¿Qué iba a contestar si me preguntaban por las gatas? Ninguna de las excusas que se me ocurría me parecía válida. Además, no sabía si me iba a animar a levantar sus cuerpitos dormidos y tirarlos a la basura.

Las gatas estaban desesperadas por comer los rollos. Habían sentido el olor. Corrían por la cocina, nos atacaban, a mí y a Ariel. Yo levantaba el plato en el aire. Se nos empezaron a trepar debajo de la ropa. Maullaban a los gritos.

Estas pastillas para dormir están preparadas para una persona de 70 kilos, le dije a Ariel, ¿no será demasiado para ellas?

Qué importa, me dijo Ariel, si igual van a morir. A lo mucho se dormirán rápido.


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