lunes, 17 de febrero de 2014

Fuimos de pesca al río

nuestro guía escuchaba

pasos y autos que iban

por otros senderos. Nuestros oídos

no estaban acostumbrados y sólo

nos dejábamos llevar por lo que él

contaba. Por el ruido del motor

que escuchaba, hasta podía decir

de quién era la camioneta o si

el grupo de pescadores que se

encontraba a 200 metros eran

viejos acampantes. Las piedras

del lecho todo el tiempo

trababan la plomada,

hubiera preferido

que pescar fuera eso

desenredar el anzuelo y escuchar

lo que nuestros oídos no sabían.

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